Comentario
Los años centrales del siglo XVIII en Italia ven multiplicarse las teorías y las propuestas artísticas. A la continuidad de soluciones barrocas y clasicistas, se unen nuevas versiones del racionalismo y del idealismo estético.También las relaciones figurativas, conceptuales e ideológicas entre Historia, Naturaleza y Razón van a permitir la aparición de nuevos planteamientos, en los que no habrán de cumplir un papel menor, sino todo lo contrario, las visiones arqueológicas de la Antigüedad, que afectarán tanto a las artes figurativas como a la arquitectura, a los lenguajes como a las técnicas.Por otro lado, la importancia del mercado artístico y del coleccionismo y la presencia de los viajeros del Grand Tour y de los artistas extranjeros van a crear un clima cultural que acentuará el internacionalismo de las nuevas propuestas. Personajes como Piranesi, Winckelmann o Mengs habrán de jugar un papel fundamental. Pero si Roma es, en este sentido, un lugar privilegiado, un verdadero laboratorio de la Ilustración, otro tanto le ocurre a Venecia, aunque a una escala y con unas características diferentes, indecisa entre su propia y orgullosa tradición, política y artística (recuérdese la importancia de Palladio y el palladianismo en toda la arquitectura del siglo XVIII) y las nuevas teorías del racionalismo de la Ilustración. En este último sentido, hay que mencionar la aportación revulsiva de Carlo Lodoli (1690-1761) llamado por sus amigos y discípulos, el Sócrates de la arquitectura.